La
arremetida inicial de los gorgath durante el Emorthaë (la Gran Matanza) fue
detenida por los kahudrain o moradores de las montañas que, en aquella época, se
les conocía como seregdo (hijos o, más bien, herederos de Sereg). La
envergadura y fortaleza de las gárgolas fue compensada por las prietas filas de
esta raza de mediano tamaño y fuertes cuerpos. Una tras otra las acometidas
chocaban contra un muro y se disolvían como el mar contra los acantilados.
Castle Bloody Souterrain de C Michael Hogan para geograph.org.uk - CC BY-SA 2.0 |
Nadie duda
de la gesta de los seregdo aquel aciago día, pero si pudieron mantener sus formaciones
de batalla fue gracias a que sus vecinos mantuvieron las distancias y no
hicieron ningún intento de atacarles. Los hombres del bosque (más tarde
conocidos como los hombres oscuros por su traición), los hombres del sur, los
hombres negros (diezmados por las criaturas de Gurth a través de los cuales les
atacaron) y los dudaedos (o herederos de Dudae). Los kahudrain guardaron
amistad con todos esos pueblos muchos años y fueron el destino de una de las
mayores creaciones de los seregdo de los tiempos antiguos.
En esta
primera batalla contra los gorgath se reveló el Mal de Sereg, el motivo por el
que sus criaturas habían sido descartadas por Dôr y es que odiaban a los
gorgath mucho antes de que estos les atacaran. Sus cuerpos vibraban por la ira
y perdían la cabeza cada vez que una de esas criaturas se acercaba. La sangre
de ambas razas hervía cuando entraba en contacto y cuando las gárgolas por fin
se retiraron y cesaron en su ataque, la tierra estaba empapada de la sangre de
ambos y parecía como si el suelo mismo se estuviera disolviendo a sus pies.
Esta no fue
la única vez que kahudrain y gorgath se enfrentarían lo largo de la historia, el
último de los encuentros ocurriría en las montañas de la Frontera como se narra
en La Guerra del Retorno, pero esa historia se cuenta en otra parte…
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