Cuentan que cuando todos los elweas hubieron concluido su
trabajo y Marca se hubo formado, agruparon a sus hijos en una gran llanura cuyo
nombre se ha perdido y allí Dôr, el que era primero entre todos, las juzgó, una
a una, caminando entre ellas, preguntándoles y observando sus temerosos ojos
ante su sola presencia. El sol se alzó y se ocultó en varias ocasiones pues tan
grande era el número de los allí reunidos. Y Él no encontró digna a ninguna y
si aquello fue por falta de los juzgados o por envidia del Primero, nada se
sabe. Volviendo con sus iguales, Dôr decretó que ninguna era merecedora del
regalo de los elweas y que solo aquella que sobreviviera heredaría Marca. Esa
fue su decisión que, más tarde, se conocería como el Decreto de Dôr, y los
otros elweas se horrorizaron, excepto Gurth, que era el segundo entre los
iguales, y siempre supo que esa sería la decisión. Fueron sus criaturas, los
gorgath, las primeras en atacar, pero los enfrentamientos se extendieron por
toda la llanura con la velocidad de un rumor malicioso.
A esa gran batalla se la conoce con el nombre del Emorthaë
que a veces se la traduce como “Gran Matanza”, pero la lengua de los efaina es
pobre para reflejar el verdadero significado de esa palabra.
Los efaina, los hombres, al igual que muchas otras razas,
adoptaron el Emorthaë como el primer día de su calendario; sin embargo,
reiniciaron la cuenta en dos ocasiones: la primera cuando Dôr fue vencido, la
segunda cuando lo fue Gurth.
El final de ese segundo reinicio se narra en La Guerra del
Retorno, pero esa historia se cuenta en otra parte...
No hay comentarios:
Publicar un comentario