30/8/21

¿Por qué viajo al Sector Libertad en Exo?

El Sector Libertad es el marco de referencia de la primera novela de Exo y de la segunda (que espero salga en unas semanas). También hemos ambientado en él algunas aventuras (como la última campaña de Inmo), pero por qué nos atrae esta zona concreta del universo de Exo.

Este territorio tiene su origen en la fragmentación del imperio de Oeón. Este tenía estructura bastante contradictoria: estaba organizado en comités mientras mantenía una monarquía gobernante; era una unión de planetas independientes, pero tenía comités centrales que dictaban las doctrinas oficiales. Sufrió un colapso económico debido al colapso de sus sistemas de transporte sobre los que no ejercían ningún control y que fueron incapaces de mantener en contacto planetas monoproductores (otra decisión que demostró no ser muy acertada). Es cierto que algunas naciones ajenas a Oeón también empujaron un poco a favor de sus intereses.


El sector libertad fue la zona donde más calaron las enseñanzas de un personaje que era conocido como la Voz. Una persona anónima que se dedicaba a emitir su opinión a través de los canales de comunicación, en especial la red de datos. Era como un fantasma y hay muchas teorías sobre el origen y la identidad de la Voz. Algunos creen que se trataba de una entidad consciente de la red, mientras otros creen que era un agente extranjero con el objetivo de debilitar al imperio. Cierto que la Voz fomentaba el descontrol, pero no desde un sentido caótico sino desde un sentido de ausencia de control por parte del Estado. El Sector Libertad es, por tanto, una zona del espacio de Exo donde ningún gobierno toma las decisiones y donde, en teoría, la gente debería haber tomado sus propias decisiones. Sin embargo su posición estratégica (en medio del antiguo imperio) hizo que se convirtiera con rapidez en el objetivo de las corporaciones, de los gobiernos y de alguna gente que simplemente quería o tenía ambición de poder.

El experimento de la Voz, salvo en algunas zonas concretas, fue un fracaso. Y aunque se le podía haber reprochado un exceso de confianza en la capacidad de gestión de los individuos, fueron las intervenciones externas las que acabaron por dinamitar el intento.

En el Sector Libertad convive la ilusión y la esperanza del anarquismo con la crueldad y la falta de escrúpulos de la ambición humana. Es una zona donde los ojos de la gente muestran el dolor de lo que podría haber sido y el brillo de saber que llevaban razón. Y donde algunos personajes románticos aún creen que es posible. Por eso nos gusta tanto y por eso lo visitamos siempre que podemos. Es un marco perfecto para mostrar los contrastes.

Hay tanto de ese «podría haber sido» en nosotros.

2/5/21

Mantener al niño interior

Estoy preparando de nuevo una actividad a la que llamo «starwarstiada». El origen del nombre no viene al caso (para los curiosos, viene de la Orestiada), pero se trata de darnos una paliza viendo cosas de Star Wars en plan maratón. Se acerca el 4 de mayo, fecha icónica, y va a caer otro maratón similar al del año pasado, pero diferente en contenido. No siempre hago estos maratones de Star Wars, uno es fan de muchas cosas: Segunda Guerra Mundial, Señor de los Anillos; el caso es hacer una locura de vez en cuando para desentumecer el cerebro.

Nunca había sabido explicar por qué hago estas cosas o algunas otras también raras: como ver series de dibujos animados o ver viejas (muy viejas) series de ciencia ficción, los que me tienen como contacto en Facebook recordarán mis comentarios sobre el Doctor Who (¡la de los 60!) o la que estoy revisitando ahora de los Siete de Blake.


Estoy leyendo un libro de César Mallorquí. Es un escritor al que he leído menos de lo que debería, pero al que tengo mucho respeto (y admiración). Le conocí en un curso de escritura (él era uno de los profesores, yo solo asistí) y me gustó mucho su forma de trabajar y su forma de entender la literatura (me emocionaron sus palabras sobre las descripciones). En este libro habla de la creación consciente e inconsciente (no las llama así). Explica que una parte de nuestro cerebro es capaz de reconocer las pautas y seguirlas y que sabe que, por ejemplo, si el cielo está cubierto de nubes oscuras hay que coger el paraguas; mientras que otra parte es más creativa, más ingeniosa. Explica que la parte racional va acumulando experiencias a lo largo de la vida y hace que seamos capaces de amoldar la realidad a pautas conocidas y arrinconado a la parte irracional y más imaginativa. Dice que hay que cuidar a esa parte, que en nuestra infancia es desbordante, para cuidar nuestra creación imaginativa (si queremos seguir siendo escritores). Él lo explica mejor que yo en el libro de la gente de Molpe.

Leyendo esa parte he comprendido por qué hago estas cosas de los maratones, para mantener alimentado a mi niño interior; he comprendido por qué hay momentos en los que soy más productivo y otros en los que soy menos, justo aquellos días en los que me dejo llevar por la rutina laboral, por el día a día. Así que para aquellos que me habéis preguntado en privado por qué hago estas locuras. La respuesta es: para mantener viva la parte irracional de mi cerebro.