En el pasado Golem Fest, un festival de literatura que se
celebró en Valencia, le dieron un premio honorífico a Pilar Pedraza. La cosa
quedó un poco rara porque se lo dio su propia agente literaria que, además, era
la organizadora del festival. La autora se merecía el premio y más, pero quedó
un poco deslucido por tanta endogamia. En la presentación que Emilio Bueso hizo
de ella dijo, más o menos, que era una de esas autoras que ya era una autora
consagrada antes de que estuviera de moda (yo hubiera dicho antes de que fuera
comercial) publicar autoras. También habló de lo injusto que estábamos siendo
con esas autoras. Hoy quiero resolver mi propia injusticia.
Mi primera autora de referencia es Ursula K. LeGuin que siempre me ha parecido una escritora
formidable. Debo confesar que me gusta más la autora del principio, la de los Desposeídos o Terramar, que la del final. Sus últimos libros me parecieron una
repetición de El Nombre del Mundo es
Bosque con esa insistencia en la ecología y en lo malo que somos con ella.
Aun así, es una autora que siempre recomiendo.
Mi siguiente autora es Angélica Gorodischer quién, a pesar del apellido, es argentina lo que, me temo, no ayudó mucho en el mundo literario anglosajón. Su Kalpa Imperial me parece una obra maestra, como entreteje una historia a base de relatos cortos que parecen inconexos. Me gusta cómo escribe y muchas veces me he descubierto copiándola sin darme cuenta. También es muy recomendable Opus Dos donde se ve también su buen oficio.
Mi siguiente autora es Angélica Gorodischer quién, a pesar del apellido, es argentina lo que, me temo, no ayudó mucho en el mundo literario anglosajón. Su Kalpa Imperial me parece una obra maestra, como entreteje una historia a base de relatos cortos que parecen inconexos. Me gusta cómo escribe y muchas veces me he descubierto copiándola sin darme cuenta. También es muy recomendable Opus Dos donde se ve también su buen oficio.
Debo mencionar también a C. J. Cherryh y su Saga de
Chanur me ha parecido siempre una de las mejores historias de ciencia
ficción. Los personajes femeninos protagonistas de esas novelas son
interesantes sin necesidad de caer en exageraciones ni artificios. Me gusta
mucho el universo de Chanur y confieso que hay mucho de él en Exo. Su novela de
El Extranjero me sacudió por dentro.
La Atalaya de Elizabeth A. Lynn fue una novela que me
dio una bofetada en mi tierna mente juvenil. Me enamoré de sus personajes
femeninos aunque ellas no pensaran corresponderme (eran homosexuales) y cada
vez que oigo reivindicar la presencia de este tipo de personajes en la
literatura actual me acuerdo de ellos. Confieso que seguirle la pista a Lynn ha
sido difícil porque no es una autora bien tratada por las editoriales
españolas. Los siguientes libros de la saga me los leí en inglés (muchos años
después), pero no me gusta leer en esa lengua bárbara.
La literatura anglosajona tiene una gran deuda con el mito de Arturo y la autora que ahora comento tiene su propia saga artúrica: las Nieblas de Avalon por la que es muy conocida porque está narrada desde el punto de vista femenino de Morgana. Esa saga de Marion Zimmer Bradley no está entre mis favoritas (uno acaba saturado de tanto Arturo) sino toda la saga de Darkover. En su día me encantó y el juramento de las amazonas libres aún lo recitamos en casa en ocasiones: «Ningún hombre establecerá conmigo un vínculo di catenas ni viviré en ninguna casa de hombre como barragana…»
A Elia Barceló,
la última que mencionaré hoy, la conocí tarde en un curso de literatura que
impartió en Elda (Alicante), pero merece estar en esta lista tanto o más que
las demás. Es más joven que las anteriores (espero que no le disguste que la
haya incluido), pero es una autora consagrada que ya lo era antes de que
estuviera de moda. Me encantó de ella la pasión que demostraba por las
palabras, el amor que decía que había que tener para poder usarlas. Esa pasión
se nota en sus libros y me encanta como escribe. Me encantan sus relatos y me gusta
como la fantasía se cuela en sus historias (como El Vuelo del Hipogrifo). Me temo que he llegado tarde para sus
novelas más juveniles.
Sin duda, dejo muchas autoras sin comentar cuyos libros
reposan en mi biblioteca, como Nancy Springer (y su Ciervo Blanco), Tanith Lee (y su Volkhavaar), Margaret Weiss (y su
mitad de la Dragonlance), Mary
Shelley (y su Frankenstein) o Jean M. Auel (y su Clan del Oso Cavernario).
He sido un lector afortunado de contar con su presencia en mi camino. Gracias a todas.
He sido un lector afortunado de contar con su presencia en mi camino. Gracias a todas.
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