En la novela del Destructor de Mundos, Marlo, ese es su
nombre, ni siquiera es un personaje principal a pesar del título del libro. En
realidad es un gancho, una excusa que hace avanzar a los otros personajes y a
la trama de la novela. No es un macguffin
(que diría Hitchcook) porque sí es importante; sin el Destructor, no hay
novela. Aparece en algunas escenas, pero siempre relacionándose con los otros
personajes, los principales: el investigador, la policía y la comandante de los
marines, pero sus apariciones suelen estar cargadas de acción y no hay pausa para mostrar cómo es. De hecho, parece un arrogante, un engreído que se
aprovecha de los demás y que lo tiene todo planeado desde la primera página,
cuando, en realidad, es una persona con suerte que pone cara de Hannibal Smith
y dice: «me gusta que los planes salgan
bien».
En la segunda novela de Exo, Destructor de Estrellas, que ahora anda en busca de editor (¿hay alguno en la sala?), la presencia de Marlo es mayor ya que acompaña en todo momento al investigador que es uno de los personajes principales. He podido profundizar más en él y se ha mostrado como alguien inseguro, solitario y con una imperiosa necesidad de que le marquen los límites morales. Cuando has visto morir a millones de personas a tu alrededor, es difícil que valores la vida de la misma forma. Sin embargo, una de sus peores características es que es un padre obsesionado con sus hijas, incapaz de comprender que han crecido y son capaces de tomar sus propias decisiones. La historia, además de las explosiones, las naves espaciales y todo el CGI (que ha costado una pasta) es una historia del paso a la madurez (del padre).
Me ha gustado que el personaje haya ido por ese camino
(sería presuntuoso por mi parte decir que lo he guiado pues nadie guía al
Destructor, deberíais saberlo). Siento como en mi cabeza se está formando el
germen de una nueva novela (ya comenté que soy un escritor de brújula) y en
esta el Destructor me parece que será el protagonista. Me apetece que el narrador
se meta en esa cabeza torturada y enfermiza que se hace querer, en ese viejo que
se sabe derrotado, pero que no puede dejar de luchar. Un hombre gastado por la
experiencia, mucha, pero que es incapaz de relacionarse con el mundo que le
rodea de forma sana. A veces, me recuerda a un Doctor.
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