Cuando te acercas por primera vez a la galaxia de Exo, es
fácil llevarte la impresión de que toda la galaxia está poblada y que allá
donde mires hay estrellas, planetas y especies inteligentes esperándote. Es una
imagen que es culpa mía porque casi nunca me detengo a hablar de los agujeros y
también, en menor medida, por nuestra propia experiencia descubridora y colonizadora
que hace que no dejemos ningún rincón sin mirar.
La galaxia de Exo no tiene el impulso demográfico de
emigrar. Aunque hay planetas muy poblados, no lo suficiente para que sea
necesario abandonarlo por supervivencia y mucho menos para seguir expandiéndose
hasta el final de la galaxia. Los descubrimientos y migraciones tienen otros
motivos: políticos, económicos, sociales, culturales, pudo haber una necesidad
de hacerlos, pero no una obligación.
A lo anterior debemos añadir que viajar de un sistema a otro
es caro. Debes tener acceso a una nave espacial con capacidad de salto (lo que
es más raro según nos retrasamos en la historia de Exo) y el dinero suficiente
para costear el viaje. En otras palabras, la exploración espacial estaba en
manos de entidades privadas con intereses económicos o públicas con intereses
políticos. La decisión de adónde ir a explorar no era casual; las misiones se
planificaban y se descartaban los destinos que no parecían interesantes:
sistemas con estrellas viejas, con accesos complicados, sin aparentes sistemas
habitables, en la dirección equivocada. Toda estrella que no fuera óptima se
iba saltando, se iba quedando atrás en la conquista de la galaxia. Siempre
podían, se decían, volver a ellas luego, pero ese luego nunca llegó porque la
galaxia es enorme y mucho antes de que los exploradores llegaran al límite, las
necesidades para seguir explorando eran mínimas, había planetas suficientes
para miles de años.
Eso configuró la geografía de la galaxia con núcleos y ejes poblados
y conocidos y un montón de espacio desconocido entre ellos: los agujeros del
gruyere. Salvo los sheller que sí hicieron una exploración más completa y le pusieron nombre a las estrellas (y por
lo que se dice que sus cartas galácticas son las mejores de la galaxia),
cada especie hizo su propia exploración y los agujeros de una no tienen por qué
coincidir con los agujeros de otras y esto se nota mucho en las zonas fronterizas
donde trazar una raya es imposible.
Hablamos de huecos entre las estrellas, pero no están vacíos.
En esos lugares hay estrellas, planetas, quizás civilizaciones desconocidas y
esa es una de las razones por las que me atrae seguir trabajando en Exo, aún hay mucho por
descubrir y la aventura puede estar en una estrella no cartografiada ni visitada
al lado de tu casa.
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