6/1/18

Confesiones de un lector


Desconfío de los libros en los que el nombre del autor aparece en letras más grandes que el título. La sensación que tengo es que me estás vendiendo un producto y no un libro. La desconfianza es mayor si el autor es famoso desde hace poco o alguien que no he tenido oportunidad de leer. Y se vuelve paranoica si el nombre de la portada no es el autor, sino un referente en plan «Relatos inspirados por LOVECRAFT» (o por Asimov o por Tolkien).

No me gustan las enelogías (dícese de sagas con un número indeterminado de libros) inconclusas. No me da miedo empezar a leer historias que tienen varios libros, pero no las empiezo hasta que están todos publicados. Malas experiencias con historias sin terminar, terminadas por otros autores o abandonadas por la editorial que las traduce. No incluyo en este tipo a las sagas del mismo personaje, pero con novelas conclusivas (tipo Honor Harrington de David Weber, Dresden de Jim Butcher y similares) o novelas que comparten universo (tipo La Cultura de Ian M. Banks); estas no me importa leerlas sin esperar a que concluyan.


No me compro libros cuya portada sea una imagen de la película o serie. Siempre me queda la duda de si me estoy comprando «Blade Runner» o  «Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas».


No me atraen los libros con mil páginas. Primero los descartaba porque no son libros que pueda llevar en la mochila (aunque el lector digital ha solucionado este problema), pero tampoco me interesaron después por esa sensación de estar eligiendo un libro al peso. Con el tiempo me he ido dando cuenta que no me gustan los excesos literarios, ya sean descriptivos, introspectivos, de personajes. Se me hace raro que un autor necesite mil páginas para contar una historia y siempre tengo la sensación de que el libro puede haber sido engordado con anabolizantes literarios. Lo que sí tengo claro es que para subir una colina no hacen falta 200 páginas (por muy bien escritas que estén).


Suelo echar un paso atrás cuando veo que un título viene acompañado de exceso de publicidad (o «hype» si lo preferís). Por lo general no los leo en ese momento y dejo que pasen unos meses antes de hacerlo (lo que implica que suelo olvidarlos porque la publicidad también los olvida). No creo que sean malos libros a priori, pero la expectación creada es tan grande que es difícil que no te decepcione, que no esperaras que tuviera ese algo más que justificara tantos comentarios elogiosos. Con el cine me pasa algo parecido, hasta el punto de que intento ver las películas sin conocer los tráiler ni ninguna promoción previa (quizás por eso me gustó Star Wars VIII).

Si veo que una editorial tiene la costumbre de saldar los títulos a los pocos meses, suelo esperar, si me interesa, a verlo de saldo. Me pasa mucho con los libros técnicos, pero es una norma que también aplico a la literatura. Creo que las empresas que siguen esta práctica son vendedores, no editores y prefiero darles el menor dinero posible.

Nunca leo un libro por su autor, prefiero elegir mis lecturas por los personajes, por la historia, por el tema. De hecho, cuando un libro empieza por la típica presentación editorial de la vida del autor, me la salto; prefiero no conocerla. Si un autor me ha gustado es fácil que repita con él, pero si cambia de tercio (de fantasía a juvenil, de ciencia ficción a terror, por ejemplo) me lo pensaré. No soy muy mitómano con los autores.


Y por último, no me atraen los libros escritos por varios autores (salvo antologías, claro). En las novelas con un autor famoso y uno desconocido siempre tengo la sensación de que el famoso está devolviendo algún favor al escritor novel o al editor y como soy muy mal pensado, creo que el desconocido es, en realidad, el «negro» que ha escrito esa y varias novelas previas del famoso. Seguramente no sea así y la novela tenga muy buena calidad, pero, como digo, soy un poco desconfiado y como tengo muchas opciones de lectura, prefiero decidirme por otro. Quedan excluidas de este trato, naturalmente, aquellas novelas escritas por dos autores que ya conozca con antelación (muy recomendable Las Puertas del Infinito de Víctor Conde y José Antonio Cotrina) o aquellas escritas en pareja por autores que no conozca.

Sospecho que no soy un ejemplo de lector medio, pero me pareció interesante comentar aquellas cosas, a veces irracionales, que me deciden a leer un libro. ¿Cuáles son las tuyas?

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