He terminado de corregir el texto del «Destructor de Estrellas», mi segunda novela de Exo. Ha sido un proceso largo y entretenido y me lo he pasado bien revisitando los lugares de la novela. Algunos autores que leo mencionan odiar el proceso de reescritura y corrección, pero confieso que no me desagrada y me reconcilia con la historia, con las decisiones; no diré que me da confianza en que es un buen texto (a nadie acaba de gustarle su trabajo), pero sí en que he hecho el trabajo lo mejor posible.
Ahora me encuentro en esa fase en la que estoy recopilando nombres de editoriales (y agentes) a los que creo que puede interesarle. La lista es complicada; está claro que si alguien edita novela romántica, no estará interesado en una aventura espacial, pero esa es la parte fácil. No basta con que la editorial edite cosas parecidas a las tuyas, sino que hay que encajar en el momento adecuado y eso me parece lo más complicado. Es un proceso detectivesco que sería interesante si no te tocara hacerlo a ti (y la razón por la que también estoy mirando agentes en esta ocasión).
Sin embargo, lo que me atemoriza y me tiene preocupado es el después, la espera. Si las editoriales tuvieran la buena costumbre de indicarte que no aceptan tu manuscrito, no me preocuparía tanto; soy capaz de soportar el rechazo, pero no el silencio. Me da miedo ese silencio que te da esperanzas (¿y si…?), pero que, en realidad, se ríe de ti en la distancia. En días como este siento cierta envidia a los que se lanzan a la aventura de la autoedición. Ellos no tienen este problema; tienen otros, pero este no.
Es la tercera vez que me enfrento a este proceso y soy consciente de que las dos primeras veces no lo abordé bien (aunque el resultado fuera positivo en una de ellas). Por eso esta vez me estoy tomando tiempo e intento prepararlo bien. Me he tomado más en serio este blog, he leído artículos, guías y demás sobre esta fase de la publicación de la novela, pero como voy por libre, no sé si habré aprendido algo o si lo habré aprendido bien. No sé si la respuesta será la misma: silencio. Tengo miedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario