En la novela del Destructor de Mundos, Marlo, ese es su
nombre, ni siquiera es un personaje principal a pesar del título del libro. En
realidad es un gancho, una excusa que hace avanzar a los otros personajes y a
la trama de la novela. No es un macguffin
(que diría Hitchcook) porque sí es importante; sin el Destructor, no hay
novela. Aparece en algunas escenas, pero siempre relacionándose con los otros
personajes, los principales: el investigador, la policía y la comandante de los
marines, pero sus apariciones suelen estar cargadas de acción y no hay pausa para mostrar cómo es. De hecho, parece un arrogante, un engreído que se
aprovecha de los demás y que lo tiene todo planeado desde la primera página,
cuando, en realidad, es una persona con suerte que pone cara de Hannibal Smith
y dice: «me gusta que los planes salgan
bien».
25/10/18
El Destructor, una aproximación
19/10/18
Exo Gruyere
Cuando te acercas por primera vez a la galaxia de Exo, es
fácil llevarte la impresión de que toda la galaxia está poblada y que allá
donde mires hay estrellas, planetas y especies inteligentes esperándote. Es una
imagen que es culpa mía porque casi nunca me detengo a hablar de los agujeros y
también, en menor medida, por nuestra propia experiencia descubridora y colonizadora
que hace que no dejemos ningún rincón sin mirar.
La galaxia de Exo no tiene el impulso demográfico de
emigrar. Aunque hay planetas muy poblados, no lo suficiente para que sea
necesario abandonarlo por supervivencia y mucho menos para seguir expandiéndose
hasta el final de la galaxia. Los descubrimientos y migraciones tienen otros
motivos: políticos, económicos, sociales, culturales, pudo haber una necesidad
de hacerlos, pero no una obligación.
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