Me han dicho que un blog personal no puede alimentarse solo
con relatos. Lo primero porque uno no
escribe tantos relatos publicables como debería y segundo porque nadie está interesado en tus relatos. Las
palabras exactas fueron «...interesado solo
en tus relatos». Es por ello que he pensado añadir incluir aquí comentarios
sobre los libros que voy leyendo. Intento mantener un buen ritmo de lectura,
creo que es importante para escribir, pero reconozco que, en ocasiones, leo
cosas raras. Avisados quedáis.
Acabo de terminar Justicia Auxiliar una novela de Ann Leckie
que venía precedida de buenas críticas (y buenos premios) y que fue la razón
por la que decidí incluirla en mi pila de libros pendientes de leer. La novela
me ha gustado bastante. Está escrita en primera persona que es una voz que me
gusta mucho y a la que reconozco sus dificultades. Sin embargo, la autora hace
que la protagonista sea una nave de combate con decenas de «cuerpos» auxiliares
que puede estar en varios sitios a la vez y que, de hecho, está en varios
sitios a la vez. De esta forma, su narración en primera persona parece un
narrador en tercera persona omnisciente que se entera de todo y te lo puede
contar. De hecho, como tiene sensores biomédicos puede saber si alguien miente,
se ruboriza, se asusta y te lo cuenta. Desde un punto de vista literario
me gustó mucho este recurso y creo que Ann Leckie acertó de pleno con la
elección del narrador en primera persona para la novela.
También me gustó el personaje principal que, como ya he
contado, es una nave espacial. Ann Leckie nos propone una especie de IA que se
relaciona con otras personas a base de auxiliares (que no dejan de ser cuerpos autónomos).
Ahora se habla mucho de la singularidad tecnológica y creo que la novela
presenta una solución viable y no destructiva (para los humanos), muy alejada
de esa visión de Terminator. Como digo, esto me gustó y me pareció muy
interesante.
La novela transcurre en un imperio humano, el Radch, que ha
hecho de la expansión su motor económico. Me ha recordado mucho a estos fraudes
piramidales que funcionan mientras puedan seguir creciendo y creo que es un
concepto de imperio galáctico muy interesante. Tiene algunos toques del
imperio romano como la
asimilación de los dioses locales dentro del panteón oficial que te resultan familiares, pero que no molestan. La novela da algunos detalles más sobre la estructura
social y una especie de aristocracia gobernante, pero no quisiera desvelar
demasiadas cosas de la historia a los futuros lectores.
La trama se cuenta dividida en dos líneas, lo que sería el
presente y un pasado reciente (unos veinte años), pero la segunda línea se
abandona cuando alcanza el punto que explica las motivaciones para las acciones
de la primera línea. Esta, la primera, es una historia de una venganza, muy
introspectiva y algo más difícil de seguir al no conocer aún los datos de la
segunda. Hay un personaje en esta primera historia, Seivarden, que no sé que
pinta ahí. Permite que la protagonista dialogue con alguien y que ocurran
algunas cosas que dan un poco de acción a la historia, pero me parece que sin él, la historia podría funcionar igual de bien. La historia del pasado
me ha gustado más. Hay más personajes, hay más interacciones entre ellos y se describe
una sociedad durante el proceso de anexión (no lo llaman invasión). En esta
parte de la historia hay más especulación y es algo que me gusta encontrarme en
las novelas de ciencia ficción. Creo que si Ann Leckie hubiera contado la
historia en orden cronológico no hubiera funcionado igual de bien y creo que ha
sido un acierto dividirla en dos. En la parte de pasado hubo un detalle que me
llamó mucho la atención. La protagonista describe las habitaciones que ve con
precisión milimétrica, tantos metros por tantos metros por tanta altura. Es un
detalle que me agradó porque no deja de ser una IA y esa precisión era muy
propia. Sin embargo, la protagonista hace lo mismo en la parte del presente de
la novela cuando ya no tiene acceso a sus capacidades especiales. Eso me ha
hecho dudar. No sé si las descripciones precisas eran fruto de la IA o de la
autora.
No me gustó el final. No es concluyente y queda muy abierto.
Según iba leyendo esperaba un final más cerrado. Después me he enterado que, al
parecer, la intención es que sea la primera novela de una trilogía. Parece ser
que está prevista su publicación para otoño de 2017. Esto me molestó un poco
porque tengo la norma de no leer trilogías (o enelogías) hasta que no estén
publicadas (ya son demasiadas las veces que me quedo sin poder seguir leyendo
una historia porque la editorial decide no publicarla) y no leí ningún aviso ni
en la publicidad de la editorial ni en la cubierta del libro. Me podrán decir
que la historia termina y les diré que sí, que es cierto, Justicia Auxiliar es un libro con un final, pero es un final de una
parte de una serie, no el final redondo de una novela. Eso no me gustó.
A medida que leía la novela, hubo un runrún de algo que me
estaba disgustando. No sabía que era ni porque me molestaba, pero estaba ahí,
agazapado entre las líneas, pero de pronto me di cuenta: ¡todos los personajes
son femeninos! Las auxiliares, las capitanas, las tenientes, las inspectoras,
las pilotos espaciales, las civiles con las que se cruza por la calle, todas.
El imperio del Radch no es un imperio de amazonas. La novela explica que en el
lenguaje del imperio no hay diferencias de sexo (no hay género masculino ni
femenino) y que las personas “civilizadas” (del imperio) se comportan igual. El
idioma igualitario es consecuencia de una sociedad igualitaria con respecto al
género. Explica en algunos pasajes las dificultades que tiene la IA para hablar
en otros idiomas con tratamientos diferentes en función del género y cómo se
esfuerza en utilizar palabras neutras para no ofender a su interlocutor. El
detalle es muy bueno, pero por qué tratar a todos los personajes de la novela
en femenino.
No suelo leer el prólogo de las novelas hasta después de
leer las novelas. La razón es evitarme que me chafen alguna sorpresa. Los
prólogos nunca son necesarios para leer una novela, pero sí te la pueden
arruinar. Siempre los dejo para el final. En el prólogo, de Miquel Barceló,
comenta que cree que es una novela muy difícil de traducir, precisamente por la
cuestión de los géneros. Eso me ha hecho pensar que Ann Leckie se aprovecha de
la falta de género de la lengua inglesa para escribir la novela. En inglés se
puede poner capitán o teniente sin hacer referencia a si es hombre o mujer
(siempre que evites los posesivos). Aunque es posible que Ann Leckie utilice
esa moda estadounidense de hace unos años (pensaba que ya había desaparecido)
de utilizar el femenino como genérico. Sólo me lo había encontrado en manuales,
nunca en novelas, pero no descarto la posibilidad. En cualquiera de los dos casos,
traducirlo todo en femenino me parece una mala decisión editorial y que a mí me
sacó un poco de la historia.
Como última crítica, no a la novela, sino a la publicidad,
se vende a Ann Leckie como una escritora que ha surgido de la nada y ha dado en
el clavo con su primera novela (lo llamo el «Fenómeno Martian»). Si lees el prólogo de Miquel Barceló queda
claro que esto no es exactamente así. Al final van a acabar haciendo que no nos
creamos nada.
No os
quedéis solo con los últimos párrafos. Si un libro aparece en este blog es
que me ha gustado; si no, no lo comentaría. Suelo ir bastante apurado con el
tiempo y si una novela no me gusta, no la termino. En el caso de Justicia
Auxiliar, la terminé y no paré su lectura para leer otras cosas entre medias como acostumbro.
Eso es una buena señal. Mi recomendación es que la leáis.
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