- Nunca has sido testigo de un bombardeo espacial, ¿verdad?
Pues no pierdas detalle. Si es muy intenso, la nave se estremece con la fuerza
de los disparos y en la superficie del planeta pueden verse las ondas de choque
como gotas de lluvia sobre un estanque.
- ¿Qué potencia tiene cada disparo?
- Eso depende del planeta y su gravedad, pero bastante
elevada. No hay cargas explosivas ni sistemas de detonación. Se trata de
energía cinética, simple y destructivamente. Un solo disparo afecta a
kilómetros cuadrados y en el planeta se siente como un repentino movimiento
sísmico de gran intensidad. Los edificios se derrumban, los cristales revientan
y las personas quedan aturdidas durante preciosos minutos.
- ¿Y la precisión? ¿La fricción contra la atmósfera y las
corrientes de aire no hacen que sea un sistema poco preciso?
- No, lanzamos a esos pequeñines a tal velocidad que las
interferencias apenas influyen en la trayectoria. La velocidad ayuda a la
potencia del impacto, pero también mejora la precisión. A veces acusan a la
flota de utilizar más fuerza de la necesaria, pero no saben que gracias a eso
somos mucho más precisos y podemos acertar a un objetivo del tamaño de una
persona desde decenas de miles de kilómetros de distancia.
- Con esa precisión y esa potencia de fuego, cualquiera
diría que la flota es capaz de ganar cualquier batalla en la superficie de un
planeta.
- A veces basta con la amenaza de esa precisión y esa
potencia para ganar la batalla.
- Y entonces, ¿por qué llevamos infantería móvil embarcada
en la flota?
- Bueno, alguien tiene que buscar a los supervivientes y sentarlos en la mesa de
negociaciones.